La tristeza
Una de las emociones primarias es la tristeza. Todos hemos sentido tristeza en algún momento y es que, se trata de algo totalmente necesario en nuestra existencia. La función de la tristeza es muy importante, ya que la misma permite la introspección. Cuando estamos tristes nos conocemos más que nunca, nos introducimos en nuestro interior y sacamos las herramientas para superar esa situación. Pero además, la tristeza cumple una función social, ya que, gracias a ella sentimos el apoyo de nuestros seres queridos. Es aquí donde se considera que la tristeza también tiene su lado positivo y esto se debe a que se forman relaciones y somos protagonistas del apoyo social.
Es otra de las emociones primarias del ser humano y solemos conocerla como enfados o agresividad. Se conoce que la ira surge cuando nos sentimos frustrados, cuando nuestras metas se ven truncadas por un hecho que consideramos injusto. Entre las principales funciones adaptativas de la ira se encuentra la auto-defensa.
El miedo
Aunque sea redundante, no hay emoción más temida que el miedo. Ese escalofrío que recorre tu cuerpo y te paraliza o te ayuda a huir. Se trata de algo estremecedor pero también muy protector. Y es que, no hay emoción que vele más por nuestra seguridad que el miedo. El miedo a la muerte, el miedo al fracaso en nuestros objetivos etc. Todo esto nos horroriza, pero sobre todo, nos protege.
Otra de las emociones negativas es aquella que nos atormenta sintiéndonos grandemente mal porque nos acelera constantemente. La ansiedad es una de las emociones que peor nos hacen sentir y es precisamente porque nos mantiene preocupados y alterados.
La ansiedad surge cuando no sabemos gestionar alguna cosa. Lo cierto es que es una de las emociones más necesarias, ya que, la ansiedad permite adaptarnos al entorno y acatar ciertas normas de cara a la respuesta que nuestro organismo da a cada acción.
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