LOS TRASTORNOS ALIMENTICIOS MAS COMUNES

LOS TRASTORNOS ALIMENTICIOS MÁS COMUNES 



Vigorexia

La vigorexia es un trastorno en el cual la persona se preocupa constantemente por parecer demasiado pequeña y débil. Por lo mismo, quienes sufren este problema realizan mucho deporte orientado a aumentar la masa muscular y para ello, también consumen suplementos proteicos y anabólicos.



Anorexia

Por lo general, las personas que tienen anorexia están obsesionadas con su físico y lo único que buscan es lucir cada vez más delgados. Por lo mismo, dejan de comer, toman remedios para inhibir el apetito o laxantes para perder más peso de lo recomendado.
Aunque esta enfermedad suele asociarse a las adolescentes, cada vez es más frecuente encontrarla también en hombres y personas adultas.



Permarexia

Es una obsesión donde la persona que la padece piensa que todo lo que come engorda, y esto la impulsa a realizar constantemente distintos tipos de dieta. La permarexia  no es una enfermedad en sí, sin embargo es una conducta de riesgo que puede desencadenar otros problemas como anorexia o bulimia.


Manorexia

Es un trastorno alimentario que sufren los hombres y que tiene las mismas características que la anorexia en las mujeres. Los chicos que padecen manorexia le tienen pánico a engordar, y por eso realizan deporte de forma exagerada y constantemente están a dieta.
Por lo general, este mal lo padecen hombres cercanos al mundo de la moda y a la estética o relacionados con deportes que exigen poco peso.




Bulimia

Ataques de voracidad extrema, donde la persona come mucha comida, sobre todo, productos calóricos es una de las señales que delata a una persona que tiene bulimia. Luego de esto y ante un sentimiento de culpa, el afectado se provoca vómitos para no engordar.
Este trastorno lo sufren más mujeres que hombres, sobre todo en la etapa adolescente, y se caracteriza porque quien padece esto está sí está consciente de que su patrón de alimentación es anormal.

Aunque se desconoce la causa exacta de la bulimia, los factores genéticos, psicológicos, familiares, sociales o culturales pueden incidir en su aparición.


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